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PEPINO

por Redacción

Aparición de fisiopatías y reducción de rendimientos debido a humedad excesivamente alta

El pepino es una hortaliza fresca que cada día la consume más la población, este cultivo para el agricultor representa una alternativa para diversificar y satisfacer la demanda del mercado interno, en cuanto a su contenido nutricional es una de las hortalizas que contiene las vitaminas A, B, C y minerales que son indispensables en la alimentación humana.

En fitopatología, las fisiopatías o desordenes abióticos en las plantas son conocidas como enfermedades fisiológicas o enfermedades no infecciosas las cuales no se transmiten a otras plantas por contagio. Las fisiopatías son deformaciones de frutos, tallos y hojas causados por estreses de plantas en desarrollo debido a un medio ambiente desfavorable tanto en el campo como bajo invernaderos. A causa de las enfermedades no infecciosas, son muchas las deformaciones que ocurren en frutos de diferentes cultivos hortícolas como por ejemplo en tomate, pimiento morrón berenjena, calabacita, sandia, entre otros las cuales no son plagas ni enfermedades.

Las bajas temperaturas 10–17° C pueden causar retraso en el crecimiento y fruto corto y deforme en todas las cucurbitáceas. La sandía y el melón son particularmente sensibles a las bajas temperaturas. Las altas temperaturas pueden hacer que las cucurbitáceas se marchiten temporalmente y las temperaturas persistentemente altas pueden causar necrosis marginal de la hoja. La sequía puede causar marchitamiento o retraso en el crecimiento de las plantas, y frutos deformes.

Algunas fisiopatías más comunes en el cultivo de pepino se pueden considerar las siguientes:

  • Fruto quemado en la zona apical: se producen por “golpes de sol” o por una transpiración excesiva.
  • Rayado de los frutos: tiene lugar en épocas frías, con cambios bruscos de humedad y temperatura en el mismo día. Las rajas longitudinales son de poca profundidad y cicatrizan rápido, no ocasionan podredumbres, pero deprecian los frutos.
  • Curvado y estrechamiento de los frutos: puede producirse por diferentes factores (falta de agua, salinidad, abonado inadecuado, trips, altas temperaturas, exceso de producción e incluso puede ser varietal).
  • Anieblado de frutos: los frutos comienzan a amarillear, se arrugan y terminan abortando justo cuando acaban de cuajar. Puede deberse a una carga excesiva de frutos o por falta de agua y nutrientes.
  • Amarilleo de los frutos: suele ser habitual en los meses más fríos, cuando el metabolismo de las plantas se ralentiza y se anticipa la maduración de los frutos.

Puede producirse también por los siguientes factores que tienen un efecto inductor de la maduración:  Exceso de nitrógeno, falta de luz, exceso de potasio, conductividad muy alta en el suelo, fuertes deshidrataciones a nivel foliar y en las capas superficiales del suelo.

Por lo general, los cultivos hortícolas bajo coberturas están sujetos a desórdenes abióticos causados tanto por un medio ambiente adverso como por un manejo inadecuado en fertilización y control de clima dentro de los invernaderos reduciendo de esta forma la cantidad y calidad de las cosechas. Los pepinos son verduras de estación cálida que no pueden tolerar las heladas, según la Universidad Estatal de Ohio. Sembrarlos en el momento adecuado asegurará que las plantas no mueran de daños por frío. Además, las semillas de pepino necesitan tierra cálida a fin de germinar. Sembrar las semillas en el suelo frío dará lugar a semillas desperdiciadas o un cultivo insalubre. Es capaz de soportar la acidez del terreno hasta un pH de 5.5 y es medianamente tolerante a la salinidad del agua de riego, a un nivel similar o algo menor que el melón. El pH óptimo se encuentra entre 5.5 y 7. Cuando la concentración de sales en el suelo es elevada las plantas absorben con dificultad el agua de riego, el crecimiento se ralentiza, el tallo se debilita, las hojas reducen su tamaño y los frutos se curvan. Si la concentración de sales es muy baja se forman plantas frondosas que son más susceptibles al ataque de plagas y enfermedades como la Botrytis, Sclerotinia, Mycosphaerella y Pseudoperonospora.

El pepino es un cultivo exigente en nitrógeno durante el desarrollo de la planta y por su rápida entrada en producción. Es importante no abusar del nitrógeno ya que grandes cantidades de este elemento estimulan el crecimiento vegetativo en detrimento del desarrollo generativo, flores y frutos, la planta se pone más tierna y esto favorece la aparición de enfermedades. Respecto al aporte general de nitrógeno, es interesante emplear, siempre que se pueda, el nitrato de calcio, ya que el calcio es un elemento importante en la nutrición del pepino, y que aporta además de una mejora en la calidad, una mejor defensa de las plantas ante las enfermedades. También son necesarios altos niveles de potasio durante el engorde y la maduración de los frutos; si la fertilización es pobre en potasio puede ocasionar deformaciones en los frutos. En cuanto al fósforo, es conveniente mantener un buen nivel de abonado durante todo el ciclo de cultivo y no descuidar la primera etapa de crecimiento de las plantas.

Los aportes de microelementos no son menos importantes, principalmente de hierro y manganeso, más minoritariamente de magnesio, por lo que conviene aportar algún compuesto rico en Fe y Mn, y algo de sulfato de magnesio. Estos micros y oligoelementos son fundamentales y van a repercutir en el color de la fruta, la calidad de la misma y la resistencia de la planta mientras sean introducidos a tiempo y en cantidades suficientes; de esta forma, el color y el brillo de la fruta van a dar un buen aspecto comercial a la producción.

Prácticas que aseguran una cosecha de pepinos de alta calidad

Es conocida la importancia del aclareo de frutos en fruticultura para la obtención de fruta de mayor calidad. En variedades que exigen un calibre determinado para su comercialización y que presentan deficiencias en el tamaño final de los frutos cuando la carga de fruta en el árbol es muy elevada, es necesario eliminar parte de los frutos que han cuajado para aumentar el tamaño y la calidad de los restantes. Se mejora también la coloración de los frutos y se regulan las producciones –disminución de la vecería– en especies susceptibles. Además, se consigue una distribución más equilibrada de la fruta en el árbol que reduce el peso que soportan las ramas y el riesgo de fracturas. Sin embargo, en cultivos hortícolas protegidos, el aclareo de frutos no es una práctica relevante. Lo que hacen algunos agricultores es quitar los frutos dañados por plagas y enfermedades, los deformados, aquellos que no han cuajado bien o están muy desarrollados. Pocas veces se suprimen frutos por presentar la planta un número excesivo. Cuando se realiza, la finalidad es la misma, mejorar la calidad de los frutos restantes.

La buena calidad de los frutos de pepino está principalmente representa en la uniformidad de la forma, firmeza, color verde oscuro del exocarpo, tamaño y ausencia de defectos de crecimiento o manejo, así como de pudriciones y amarillamientos, que son características que dependen de las condiciones de manejo dadas al cultivo, y que una vez cosechados los frutos en madurez comercial, comienzan a experimentar cambios a nivel morfológico y fisiológico, especialmente en el metabolismo, lo que influye en la apariencia y calidad integral del producto que llega al consumidor final. Por ello, en vista de que el pepino es un cultivo de rápido crecimiento y sus frutos son los principales centros de demanda e influyen en gran medida en la acumulación y partición de materia seca, el manejo integrado de la nutrición mineral para aumentar el rendimiento y obtener un producto de buena calidad se ha reportado como una necesidad prioritaria de investigación en los países desarrollados, con el fin de estandarizar criterios y mejorar el manejo poscosecha, especialmente en los sistemas modernos de horticultura protegida y que además hay variación en el comportamiento de las características de calidad de los frutos y la velocidad de su deterioro.

El pepino puede crecer en todo tipo de suelos; desde los de textura arenosa o franco-arenosa hasta suelos más arcillosos, aunque es preferible evitar los suelos arcillosos porque tienen una peor aireación, el crecimiento de la planta es menor y pueden producirse encharcamientos y pudrición de raíces. Se adapta muy bien a suelos de textura media: arcillo-arenosos, franco-arenosos y a suelos recién retranqueados, en general, suelos que tengan una buena capacidad de retención de agua, que sean sueltos, ricos en materia orgánica y drenen bien.

Los tipos más comunes de pepino son el americano, el europeo, el del este medio, el holandés y el pepino oriental. Lo que es un hecho es que el pepino ha sido cultivado desde hace aproximadamente 3000 años en el oeste asiático. Probablemente fue llevado hacia Europa por los romanos. Los romanos no simplemente cultivaban el pepino, se aseguraban de que pudiera crecer en invernaderos para que el emperador Tiberio siempre tuviera pepinos a su antojo cuando no fuera la temporada de cultivo. Se cree que consumía pepinos a diario.

El aborto en frutos de pepino se presenta cuando las flores se encogen y los frutos inmaduros se tornan amarillos y de color café

El problema de frutos abortados puede ser debido a un mal manejo nutricional o a un exceso de fructificación

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