Impacto del estado nutricional del cultivo sobre los rendimientos y la calidad
Los elementos nutritivos minerales determinan, entre otros procesos, la transición reversible del estado vegetativo al reproductivo, aceleran o retardan la velocidad de crecimiento, controlan la generación y maduración de semillas y frutos, modifican la susceptibilidad al calor y frío extremos, aumentan o disminuyen su resistencia a la sequía y determinan la calidad de los productos a través de la bioquímica de los hidratos de carbono, proteínas y productos naturales.
La nutrición vegetal involucra un conjunto de procesos mediante los cuales las plantas toman sustancias del ambiente y las transforman en masa seca y energía. Las plantas son organismos autótrofos, capaces de utilizar la energía de la luz solar para sintetizar todos sus componentes a partir del CO2, agua y elementos minerales. Diversos estudios en nutrición vegetal han demostrado que los elementos minerales específicos son esenciales para la vida. Estos elementos se catalogan como macronutrientes y micronutrientes, dependiendo de los contenidos relativos encontrados en el tejido de las plantas.
Existen ciertos síntomas aparentes que sirven como elementos diagnósticos de deficiencias de nutrientes en las plantas superiores. Algunas perturbaciones nutricionales pueden ocurrir porque los elementos tienen una función específica en el metabolismo de la planta. Estos sirven como componentes de compuestos orgánicos, en almacenamiento de energía, en conformación de estructuras de la planta, como cofactores enzimáticos y en las reacciones de transferencia de electrones. Por tanto, el análisis de suelo y de los tejidos de la planta puede proporcionar información nutricional valiosa del sistema suelo-planta y puede ser utilizado para sugerir acciones correctivas y así evitar los problemas con el crecimiento y el rendimiento que se presentarían en casos de deficiencias o toxicidades. Es bien conocido que los diferentes órganos de las plantas representan la suma de sus procesos de crecimiento, los cuales están determinados por muchos factores del conjunto de la oferta ambiental.
Estos componentes del ambiente no podrán ser ponderados de acuerdo con su importancia ya que todos son fundamentales. Sin embargo, podría asegurarse que ninguno de ellos es más importante que la nutrición mineral. Se afirma esto no solamente porque los minerales proporcionan la base para la organización de los compuestos y la subsecuente composición y cuantía del material vegetal producido, sino también porque ejercen una marcada influencia reguladora que, con frecuencia, determina la respuesta de la planta a la ocurrencia de fisiopatías.
El rendimiento de un cultivo viene dado por la capacidad de acumular biomasa como materia fresca y seca en los órganos que se destinan a la cosecha y un incremento proporcional de la biomasa destinada a estos órganos garantiza un incremento del rendimiento. De esta manera la distribución de materia seca entre los diferentes órganos de la planta tiene un papel fundamental en la producción de un cultivo. Los asimilados o asimilatos (glúcidos, proteínas, lípidos y carbohidratos) producidos por la fotosíntesis en los órganos “fuente” (principalmente las hojas), pueden ser almacenados o distribuidos vía floema entre los diferentes órganos “sumideros” de una planta. Entonces para lograr un rápido crecimiento inicial de las plantas jóvenes, es importante incrementar substancialmente de la superficie foliar en esta fase, debido a que gran parte de la radiación solar incidente no es interceptada. Por lo tanto, en esta fase, una gran parte de los asimilados deben ser destinados a la formación de las hojas.
El balance apropiado entre el aporte y la demanda de asimilados de una planta tiene una gran importancia para optimizar la producción y la calidad, y se puede obtener a través de una adecuada relación fuente/sumidero. Sin embargo, frecuentemente, este balance no es el óptimo en los cultivos protegidos de crecimiento indeterminado, pudiendo darse las siguientes situaciones: períodos en que una muy pequeña fracción de asimilados es destinada a los frutos; períodos con una producción de muy baja calidad (frutos muy pequeños o deformes); o períodos durante los cuales hay una baja capacidad de producción. La distribución de materia seca entre los diferentes órganos de una planta es el resultado final de un conjunto ordenado de procesos metabólicos y de transporte que gobiernan el flujo de asimilados a través de un sistema fuente/sumidero. Las actividades involucradas en este proceso no son estáticas y pueden cambiar diariamente y a lo largo del período de desarrollo de la planta.
Factores ambientales y manejo de micronutrientes
Los factores que influyen en la formación del bulbo de cebolla son la longitud del día, temperatura y variedad. La bulbificación ocurre cuando se han acumulado determinadas horas calor. La cebolla es de estación fría y es medianamente resistente a las heladas. Las altas temperaturas pueden estresar a la planta de cebolla, provocando trastornos fisiológicos, disminuyendo la velocidad del desarrollo de la hoja y el número de estas. El rendimiento de la cebolla es afectado por las por las prácticas de manejo agronómico entre las que destacan la fertilización y densidad de siembra, medidas éstas que pueden ser manipuladas a fin de lograr mejores respuestas en la producción.
Por otra parte, la influencia del fotoperiodo es afectada por la calidad e intensidad de la luz, pues la luz infra roja y altas intensidades de luz favorecen el desarrollo del bulbo. Al disminuir la duración del día la intensidad luminosa baja, las hojas lo perciben y mandan señales a otras partes de la planta, iniciando la dormancia. De acuerdo con lo anterior, el efecto combinado de la temperatura y el fotoperiodo induce a la formación de bulbos de cebolla, aunque puede ser que en las zonas tropicales la temperatura sea un factor más determinante.
Los nutrientes de la cebolla inicialmente pasan del suelo a la planta, conduciéndose hasta la zona donde se desarrolla la fotosíntesis. De ahí son transportados a las zonas de crecimiento y a las regiones de almacenamiento. La importancia del manejo de micronutrientes en cebolla, como Zn, se manifiesta en investigaciones realizadas en las que se consiguieron incrementos en rendimientos en el orden de 30 a 67% del peso de bulbo con respecto al testigo, al aplicar Zn en dosis de 5 y 10 mg·kg-1 de suelo respectivamente.
Las dosis de zinc como quelato están por el orden de 3 a 5 kg·ha-1 aplicada en banda. Los efectos del boro sobre el crecimiento y rendimiento de cebolla, no fueron evidentes, sin embargo, consiguieron una interacción positiva entre el Cu y B, obteniéndose los más altos rendimientos (15.000 kg·ha-1) como respuesta a la aplicación de 13.4 kg de Cu y 1.8 kg·ha-1 de B, estas mismas dosis mejoran la composición mineral de los bulbos sobre todo los niveles de Ca, P y Fe, los cuales alcanzan su máximo con esas dosis.
La respuesta relativa de la cebolla al boro es baja, y alta a las aplicaciones de zinc en producción y calidad. Esta investigación se convierte en una de las primeras referencias sobre el manejo de magnesio y micronutrientes en cebolla, donde se pretendió profundizar en estudios que permitan comprobar la importancia del balance nutricional dentro de la fertilización integral del cultivo a través del manejo con Mg, B, Zn y Mn, teniendo en cuenta tanto su especificidad como su interacción y su efecto en la optimización en producción, calidad de cosecha y eficiencia del NPK.
La cebolla, Allium cepa L., es un cultivo exigente a condiciones climáticas para el desarrollo de la parte aérea y del bulbo. El fotoperiodo y la temperatura son los factores limitantes de esta planta, pues condicionan la formación y el desarrollo de la misma, demostrándose que la temperatura óptima de crecimiento varía entre 14 y 27° C, sin embargo, la bulbificación es muy rápida cuando la temperatura es superior a los 25° C. A pesar de lo anterior, es una especie que se adapta muy bien a los diferentes climas, aunque muy pocos países cubren sus necesidades de consumo e importan una parte considerable, incrementándose el costo de este vegetal.
Es recomendable esperar 15 días después de que la hoja dobla para iniciar la recolección del bulbo ya que éste continúa creciendo
Una producción agrícola exitosa depende de que el crecimiento de los cultivos tenga lugar sin afectaciones negativas por parte de las condiciones ambientales circundantes
La acumulación y distribución de biomasa en los vegetales son características genotípicas fácilmente afectadas por el ambiente y su interacción. Así, la proporción de biomasa asignada a hojas, tallos y raíces en cada momento del desarrollo depende de la cinética de crecimiento y de la tasa de distribución, que están gobernadas por el área foliar, clima y disponibilidad de nutrimentos