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Plagas y condiciones de cultivo importantes en Zucchini bajo agricultura protegida

por Redacción

Mónica Álvarez Matus

La producción de calabacita bajo cubierta, Cucurbita spp., enfrenta dificultades derivadas de la mala polinización por los abejorros, Bombus terrestris, que tienen hábito de vuelo elevado y las condiciones desfavorables de temperatura en el interior del invernadero. El zucchini es una especie alógama de polinización entomófila. Es una planta de la familia Cucurbitaceae, originaria de Norteamérica, especie muy apetecida por sus frutos aunque también se consumen sus semillas, hojas y flores.

El invernadero es un factor de protección para los cultivos establecidos. De hecho, el horticultor intenta, a través de su invernadero, modificar el clima local para satisfacer mejor las necesidades de sus cultivos –principalmente tomate, chile, pimiento, fresa, etc.– en cualquier estación del año. Se entiende por invernadero a la construcción de estructura cubierta, cuyo ambiente interior puede ser controlado debido a que los materiales utilizados son trasparentes y permiten el paso de la luz solar.

En invierno, el efecto invernadero es la primera justificación de las estructuras de protección. Durante un período que puede durar desde unas pocas semanas hasta algunos meses, dependiendo de la situación. La variación de temperatura entre el día y la noche –la temperatura nocturna– limita el cultivo de plantas que requieren calor, interrumpe la producción y disminuye la calidad. En verano, el papel del invernadero es más complejo. A pesar de que la protección reduce considerablemente la radiación incidente, que a menudo puede ser excesiva –efecto de sombreo–, la temperatura del invernadero puede mantenerse con dificultad dentro de los límites aceptables por el cultivo.

Las especies cultivadas bajo protección son principalmente especies de estación cálida, adaptadas a temperaturas de aire con medias mensuales que fluctúan de 17 a 27° C, que aproximadamente corresponden con los siguientes límites: temperaturas mínimas medias de 12° C y temperaturas máximas medias mensuales de 32° C. Las heladas destruyen a las especies de estación cálida. Se acepta, generalmente, que el riesgo de que la temperatura descienda por debajo de cero durante un período suficientemente largo, para destruir los cultivos, puede despreciarse si la temperatura mínima media mensual excede de 7° C.

Las temperaturas por debajo de 10 a 12° C, durante una serie de días consecutivos, no destruyen los cultivos, pero afectan a su comportamiento y condicionan la productividad tanto cualitativa, como cuantitativamente. Las temperaturas por encima de 30° C –si la humedad del aire es muy baja– o por encima de 35° –si la humedad relativa es alta– no son fácilmente toleradas por las plantas y causan daños extensivos en las cosechas.

Detección a tiempo de plagas para reducir al máximo el uso de plaguicidas sintéticos

La detección temprana y el diagnóstico de infestaciones de plagas facilita tomar decisiones de control antes de que el problema se magnifique. En el cultivo de la calabacita, es una buena práctica hacer inspecciones semanales de plantas en todas las secciones del invernadero. En caso de cultivar más de una especie al interior de la estructura, al monitorear es conveniente seleccionar plantas que representen las diferentes especies en el invernadero. Hay que tener atención a las plantas cercanas a los ventiladores, puertas y ventiladores. Al menos el 1% de las plantas necesitan ser examinadas en cada visita de monitoreo en el invernadero.

El manejo integrado de plagas y enfermedades consiste en la aplicación de diferentes métodos de combate, con base en la densidad poblacional de la plaga, con el fin de reducir al máximo el uso de plaguicidas sintéticos, a la vez que se obtiene un rendimiento apropiado. Esto conduce a una producción más sostenible, alimentos más sanos –inocuos– para los consumidores, y un ambiente más saludable para los agricultores. Las principales plagas que atacan al cultivo de la calabacita son los ácaros del género Tetranychus sp. –Trombidiformes: Tetranychidae–, mosca blanca, Bemisia tabaci –Hemiptera: Aleyrodidae–, y trips –Thysanoptera: Thripidae–. La dentro de las enfermedades más comunes presentes en invenadero es el mildiú polvoso, Podosphaera xanthii –Ascomycota: Leotiomycetidae–.

Dado que las condiciones de invernadero permiten un rápido desarrollo de poblaciones de plagas, una detección precoz y diagnóstico de insectos plaga son necesarios para tomar decisiones de control antes de que el problema se acrecente y se sufran pérdidas económicas. Algunas plagas comunes que hay que tener en cuenta ya fueron citadas y hay que tener cuidado de que las poblaciones no se incrementen de manera desproporcionada y con un buen manejo de los insecticidas. Los dispositivos de monitoreo de insectos deben usarse en el invernadero más comunes son las tarjetas adhesivas amarillas las cuales son muy atractivas para pulgones alados, adultos minadores, moscas blancas, trips. El uso de tarjetas azules también se puede usar con trips, varias moscas y otros insectos.

Los operadores de invernaderos necesitan maximizar la efectividad de insecticidas y acaricidas. Para proporcionar un control adecuado el plaguicida debe aplicarse a la dosis adecuada, cuando la plaga está presente. Así mismo se necesita cobertura y suficiente presión para penetrar el follaje denso y alcanzar la plaga objetivo esto es especialmente importante para los insectos chupadores que infestan la superficie inferior de las hojas inferiores más viejas se pueden quitar para abrir el dosel de la planta para aumentar la cobertura de aspersión.

Impacto de la fertilización sobre la productividad y la calidad de la calabacita cosechada

El fruto de la calabacita es apreciado porque contiene pocas calorías, es rico en vitaminas –C, E, B1,B2 y β-caroteno– y minerales –K, Ca, Fe, Zn, Mn, Mg, P, B, Cu y N–. Una variedad de calabacita muy cultivada en México es la Gray Zucchini, que se caracteriza por ser herbácea y precoz, y por iniciar la producción 50 d después de la siembra. La calabacita es una planta C3, las que en general se consideran de menor eficiencia fisiológica que las plantas C4, aunque existen muchas especies con altas tasas de asimilación de CO2 como el arroz –Oryza sativa–, la soya –Glycine max– y el girasol –Helianthus annus–.

Entre los nutrimentos que más influyen en el rendimiento de los cultivos están el N y el K. El N favorece el desarrollo vegetativo e intensifica el color verde de las hojas; es constituyente de componentes celulares esenciales, como aminoácidos, proteínas y ácidos nucleicos; además, es regulador del P, K y otros nutrimentos; y mejora la suculencia de muchos cultivos. Por su parte, el K da vigor al crecimiento, es esencial para la formación del almidón y la hidrólisis de los azúcares, promueve la translocación de asimilados desde las hojas y favorece la fotosíntesis, participa en la regulación del potencial osmótico celular, activa enzimas, participa en la liberación de proteínas desde los ribosomas, es necesario en la síntesis de clorofila, favorece el desarrollo de raíces, y regula el balance del N y P.

La planta de calabacita es capaz de producir una gran cantidad de botones florales pero apenas siete llegan a convertirse en frutos, en promedio, debido a que el área foliar sólo dura 90 d y con ello se agota la fuente de asimilados. Lo anterior ha sugerido la necesidad de alargar la longevidad del follaje que provee fotoasimilados para que más botones florales formen frutos y se aumente el rendimiento. Una alternativa para alargar la vida foliar es mediante el uso de la fertilización nitrogenada que favorece el desarrollo foliar y el rendimiento, y con K que favorece el transporte de asimilados, la actividad enzimática, la asimilación de CO2  alarga la vida de las plantas.

Dado que la planta y sus frutos extraen importantes cantidades de nutrimentos, se hace necesario probar altos niveles de N y K. La necesidad de evaluar K es debido a que se necesita elevar la longevidad del cultivo y con ello aumentar el número de frutos a cosechar. Otro aspecto para considerar es la calidad del fruto cosechado y en poscosecha, en especial cuando se destina a la exportación. Actualmente, en la calabacita se consumen dos tamaños de fruto: de 12 a 15 cm de longitud para el mercado nacional, y de 16 a 25 cm para exportación.

Las plagas y enfermedades pueden causar daños importantes en el cultivo de zucchini, lo que conlleva una reducción en el rendimiento y un perjuicio económico

Los frutos de calabacita se consumen principalmente inmaduros, como fruto verdura, tanto en el mercado nacional como en el de exportación

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